Nunca había abierto tanto los ojos. Y la verdad no sé si hubiese preferido no abrirlos.
Últimamente me sobrepasa el tema de la decadencia de la humanidad. Me irrita escuchar a las nuevas generaciones. Sí, tengo 21 años y estas nuevas generaciones de las que hablo tienen poco menos que yo; 15, 16, 17.. pero la diferencia de intereses, de educación, de comportamiento y forma de ver la vida en el corto tramo de esos años es abismal.
(Antes de seguir, quiero dejar en claro que siempre hay excepciones)
Sí, reconozco que cuando era de esas edades también hablaba banalidades, también tuve intereses similares, pero lo que nos diferencia de estas nuevas generaciones, es que para nosotros existían también otras cosas: el interés por la música (La BUENA música, los clásicos, no la música desechable y pegajosa de ahora), la lectura (No se puede negar que los jóvenes de ahora casi no leen), los valores, en fin.. Nuestro mundo no eran sólo estas cosas banales, el mundo no se nos acababa ahí.
Cuando salgo a la calle me encuentro con jóvenes cuya única ambición es pasarlo bien, ir a fiestas, emborracharse y creerse cool por tomar. No me mal entiendan, yo también tomo y todos nos podemos pasar de copas, el problema es cuando eso se vuelve tu única ambición, cuando lo haces a propósito.. No hay comparación alguna entre tomarse un (o unos) tragos con los amigos, emborracharte conversando de la vida, riendo; a tomar hasta morir sólo por el hecho de tomar, sin disfrutar el momento.
Me topo con jóvenes que aparte de no tener ambiciones, no tienen modales ni valores; que si te empujan en la micro no son capaces de verbalizar una palabra tan simple y fácil de decir como "Perdón" y que en vez de eso se ríen con risitas estúpidas como si fuera chistoso, alguien explíqueme, ¿Qué tiene de chistoso?.
Jóvenes cuyo vocabulario es precario y recargado de garabatos e insultos, irrespetuosos y muchas veces incapaces de comunicarse plenamente con el mundo.
¿Quién es responsable de esta innegable decadencia? ¿Los medios? ¿Las autoridades? ¿Las Familias? Tal vez todos tengan un grado de responsabilidad en todo esto. Los medios por entregar a su público información vacía, por imponer como iconos a personas en su mayoría incultas e ignorantes, que llegaron a donde están por su belleza física, o por alguna conexión y en muy pocos casos por su talento. Por transmitirnos programas llenos de chismes, de diálogos sin fondo, con música sin contenido, algunas con letras muchas veces con contenido de índole sexual, la escuchan niños pequeños, desde 8, 9, 10 años... Y ahí es donde hacen su entrada las familias, quienes permiten que sus hijos, hermanos, sobrinos, nietos, etc, reciban esta información, que vean estos programas y escuchen esta música, que tengan como imágenes de modelo a seguir a personas en su mayoría vacías. Que se interesen más por la vida de éstos que por la de quienes los rodean y la de ellos mismos. Padres que dejan la educación de sus hijos en manos de la televisión, cada vez más llena de basura, y que les permiten ver programas que no están dirigidos para personas de su edad, con amplio contenido de violencia, sexo y malas palabras. Si ya gran parte de la educación impartida en nuestro país, es cada vez peor, la única educación que queda, que es la que se otorga en la propia casa no mejora mucho el panorama.
¿Y las autoridades? Bueno, con sólo mencionar que se quiera reducir las horas de historia impartidas en los colegios nos podemos hacer una idea. Sí, está bien que quieran aumentar las horas de lenguaje, porque es cierto que hace falta, pero quitando horas de historia no es la forma correcta a mí parecer al menos, y sé que muchos estarán de acuerdo. En historia, como el mismo nombre de la asignatura lo dice, se nos habla de nuestra propia historia, de nuestra cultura, de acontecimientos que fueron y son clave para el desarrollo de nuestras vidas, se nos hace sentir más en contacto con nuestras raíces, se nos ayuda a no sentir desarraigo, a saber de dónde venimos, para tener más claro hacia dónde vamos. Ese tipo de información es la que se quiere reducir, y quién sabe con qué criterios, porque como leí por ahí; se quiere reducir las horas, lo cual implica reducir contenidos, y ¿Quién decidirá qué contenidos eliminar?
Hoy me siento totalmente deprimida por esta triste realidad, por cómo cada día este mundo se vuelve más frío e indiferente. Más ciego, más sordo y más mudo. Ya no hay interés por la persona que está a nuestro lado en la micro, o por la persona que nos vende el pan. Para la mayoría de las personas, todos aquellos con los que interactuan en el cotidiano vivir; la persona que les vende el pan, el que les rellena el estanque del auto, la persona que les pide una limosna a cambio de un parche curita; todos son entes desechables, sombras que se cruzan por sus caminos, muchas veces sintiendo que les interrumpen, que les quitan su preciado tiempo. Casi nadie se detiene a hablar con nadie. Casi nadie da las gracias, pide permiso o perdón. Y cada día es más difícil no caer en este juego. Yo misma reconozco que a veces bajo la vista o miro hacia otro lado al ver a alguien pidiendo limosna, porque actualmente está tan lleno de gente necesitada de ayuda, están en todos lados, es tan grande la pobreza, que si uno no tiene medios suficientes para darle una moneda a cada una de estas personas, entonces mirarlas a la cara se vuelve doloroso.
Quiero consolarme con pensar que los cambios parten desde uno mismo, pero hace tiempo que estoy dejando de creer en tal afirmación. Y la cantidad de gente que piensa de esta forma, al igual que uno, es tan poca comparada con la que está del otro lado, la gente que contamina en todos los sentidos de la palabra este mundo, que la lucha se vuelve desesperante y empiezas a creer que es inútil.
Quiero creer. De verdad que sí.